lunes, 1 de septiembre de 2008

Lo que vale un abrazo

Aún a estas alturas no sé si estoy realmente preparado para ser padre. No consigo quitarme de encima ese exceso de proteccionismo que a veces roza lo insano y se convierte en un complejo sinfin de avisos y negativas a Jimena... pero luego, doy fe que no hay cosas más maravillosas que las que te dan tus hijos.

Jimena llegó hoy de El Hierro. Por fin para quedarse, ya no hay necesidad de que vuelva a marcharse porque no puedo hacerme cargo de ella. Llevaba todo el día pendiente de cómo había llegado, de si había comido bien, de si había dormido siesta... tenía ganas de llegar a casa para comprobar, como siempre me ocurre, que tras unos días sin verla hasta me parece que ha crecido una barbaridad. Y sucedió al entrar por la puerta de casa uno de esos momentos que nunca se borrarán y que hacen que cualquier duda se despeje: me vió entrar y salió disparada a darme un fuerte abrazo y un beso "de ventosa" repitiendo una y otra vez tan sólo una palabra: "Papi, Papi, Papi!!!".

No hace falta nada más en la vida...

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